jueves, 6 de octubre de 2011




En el año de 1981, siendo director del departamento de aeronáutica civil, Álvaro Uribe Vélez, el candidato con mayor opción para ocupar desde el próximo 7 de agosto la presidencia de Colombia, le otorgó una licencia a Jaime Cardona con el fin de que trabajara la ruta aérea Medellín-Turbo. -En su fuero interno pensó que en Antioquia todo el mundo sabía quién era Jaime Cardona, un empresario vinculado estrechamente a la mafia. Poco después fue condenado por el delito de narcotráfico, y más tarde murió en un accidente aéreo, cuando su avión particular despegaba de la pista que había construido en su hacienda. En el despacho del presidente, hizo un relato pormenorizado de las disposiciones. Para no comprometerse le dio el beneficio de la duda: -Es posible que por su juventud no sepa quiénes son las personas que están detrás de esos negocios. Pero Turbay, un viejo zorro político fogueado en muchas plazas, se tomó la cabeza a dos manos y con un gesto y una exclamación que en él son característicos, dijo con su inconfundible voz nasal: -¡Válgame Dios, mi madre! El gobernador salió convencido de que el asunto se resolvería en pocos días. Pero estaba equivocado. Aunque las licencias fueron derogadas, los archivos aparecieron misteriosamente borrados y el funcionario siguió en su puesto hasta el 7 de agosto de 1982, cuando el presidente terminó su período. Poco después, sobre la polémica actividad que él adelanto en Aerocivil, cayó el tenue manto del olvido. Pero algunas personas jamás la olvidaron. Por ejemplo, los parientes de Femando Uribe Sénior, uno de esos próceres discretos que se encuentran de vez en cuando en Colombia. Uribe había sido alcalde de Medellín y concejal de esa ciudad durante varios periodos hasta que, en enero de 1980, el presidente Turbay lo llamó a que lo acompañara como director del Departamento Administrativo de Aeronáutica Civil. Aerocivil. El nuevo funcionario tomó su cargo con seguridad. Pasaron dos meses. Hasta que el 24 de marzo de ese año. Dentro de la escritura milimetría burocrática impuesta por Turbay, el gobierno nombró para reemplazarlo a Álvaro Uribe Vélez, un joven liberal del grupo de Bernardo Guerra Sema. Guerra un político elemental que había permanecido en el Senado durante varias legislaturas a punta de componendas y rifas de neveras se alegró. Uno de sus pupilos llegaba, y llegaba pronto a un cargo de representación nacional. El colombiano de la misma fecha fue más específico. En una noticia de primera página sostuvo que se había firmado un “acuerdo político sobre dineros calientes” y señalo que “la medida afectara a Carlos Lehder, Pablo Escobar y Jorge Ochoa Quienes han sido señalados por las autoridades de Estados Unidos como cabecillas de cartel de la cocaína”. “Recientemente –añadido el periódico- el ministro de justicia Rodrigo Lara Bonilla manifestó en desarrollo de un debate en la cámara, que el parlamentario antioqueño Pablo Escobar Gaviria posee tres hangares en el aeropuerto de Medellín y una flotilla de aviones para transportar la droga”. Al día siguiente la noticia se hizo todavía más nítida. En la primera página de El Tiempo se dio cuenta de que, obedeciendo las órdenes del ministro, la Aeronáutica Civil había suspendido el permiso de operación a 57 aparatos. El periódico no preciso a quien pertenecían, pero la lista de los dueños apareció en el colombiano (septiembre 9/83. Página 9B9: “los aviones de acuerdo con firmes indicios, pertenecen a Carlos Lehder, Pablo Escobar, Fabio Ochoa Y Samuel Alarcón, Entre Otros, aunque ante la Aeronáutica Civil están registrados a nombre de otras personas”. Esas “otras personas” se conocieron veinticuatro horas después: “En la lista de implicados –escribió otra vez El Colombiano en la página 7A, figuran justo Pastor Rodríguez Gacha Con Cinco aeronaves, Alfonso Ramón Rodríguez Muñoz con tres, y Aeromercantil Líber y Luís Eduardo Marín con dos cada uno. Entre Las naves figuran doce helicópteros, veintiséis avionetas y cuatro aviones. Por tipos de Aeronave aparecen dieciocho avionetas Piper bimotor, ocho avionetas Cessna monomotor un avión Cessna monomotor, 12 un Discraft C-90, un Curtís C-47, nueve helicópteros Sioux, dos helicópteros Equiel y uno Bell”. El 27 de septiembre Ligia Riveros, una de las periodistas mejor informadas de Colombia y Quien, Precisamente Por Esa Circunstancia Se Vio Obligada A Salir Del País Meses Más Tarde, Dio Cuanta En Cromos Sobre Una parte importante De La Flotilla De Aviones De Mayor De Los Capos. Pero Esas Noticias Quedaron Sepultadas Bajo Otras más Urgentes. En Colombia Los acontecimientos son vertiginosos, y no hay tiempo para pensar sobre sus causas, conocer a sus protagonistas o analizar sus consecuencias. Las causas siempre son secretas, los protagonistas casi nunca son los protagonistas, y las consecuencias se conocen cuando atropellan a la víctima. El 4 de enero de 1983, Nelson Sánchez Abaúnza escribió una documentación crónica en Cromos, en la que señalo que en esa entidad se había extraviado 43 millones de pesos aproximadamente 550 mil dólares de hoy en día. El país conoció con todo detalle sus comprometedoras relaciones con la mafia, en las que se origino su apodo de “El Bandi”. Hijo de un sargento veterano de la guerra de corea César Villegas nació el 28 de febrero de 1954, el mismo día que el santa fe, un equipo de futbol a que se dedico con entusiasmo. Fue estudiante pobre del instituto técnico distrital, economista de la universidad Jorge Tadeo Lozano, y especialista en transporte aéreo graduado en el Canadá. Cuando regreso al país, en 1980, Ernesto Samper, jefe de un pequeño movimiento político conocido como “poder popular”, se lo recomendó a Uribe Vélez. Recién nombrado en areocivil. En ese momento, Uribe era, según la revista semana, “a mano derecha” del futuro mandatorio. –es un hombre inteligente – le dijo Samper -.si usted quiere, puede hacer de el mejor de sus 7 hombre. Era difícil prever hasta donde legaría la meteórica carrera de Villegas. Al terminar su gestión en areocivil enfrento 3 procesos abiertos por la procuraduría alrededor de la expedición irregular de la licencias de vuelo para empresas de narcotraficantes. Aunque los eludió sin problema, no logro que Virgilio Barco lo nombrara director de la entidad. Luego fundo la sociedad “VTS proyectos e inversiones”